Nixanemia no es un sobre de antrax ni una enfermedad contagiosa pero sí una enfermedad como ser un yonki o la obesidad o cualquier resaca sistemática, cualquier escoria de este puto mundo resentido, porque el mundo nunca admitirá su homosexualidad así como quien confieza haberle pegado a una ex novia. Nixanemia es algo que se parece a mí pero que no soy yo, y muchas veces o casi siempre carece de sentido, un algo que se escribe solo, una máscara que tengo puesta, un mote que me vino de antaño o de estaño, pero que de cualquier forma no controlo, porque no puedo luchar contra eso (contra esto), simplemente es como una enfermedad que me recuerda que mal que andan aquellos que dicen estar sanos.
Afuera está lloviendo, caen soretes en punta y el agua entra por mi casa y cada tanto Nixanemia se deja ir para que Axel Eme lo sustituya, y agarre el secador de piso desplazando el agua nuevamente para el otro la-do de la puerta. Es necesario un plomero, destapar cañerías, vaciar el desagüe y hacer todas esas cosas que los poetas hacemos por nosotros mismos porque nunca ganamos un puto peso (el mundo es puto y el dinero también, desmiéntanmelo si se atreven) pero por suerte nos recuerda que no está tan mal llenarse las manos de mierda de tanto en tanto, porque gracias a eso podemos contraer enfermedades tales como la nixanemia que no es para nada contagiosa. Digo que de repente yo dejo de escribir y Axel se para y va y seca el comedor, porque si fuera por mí, Nixanemia, que se venga el mundo abajo, que el agua me llegue hasta el cuello que puedo seguir escribiendo mientras la silla y la mesa sigan flotando al mismo nivel. Y esto todavía tiene sentido porque justamente hay una lucha, una pulsión, Nixanemia se para y Axel agarra el secador, Axel se sienta y Nixanemia escribe, pero hay veces que se arma gran confución, y en el apuro por seguir escribiendo o por sacar el agua, Nixanemia seca y Axel Eme escribe, tal es así que de a ratos este texto puede mantener algo de cordura.
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