martes, 8 de enero de 2013

Diccionario

   Este ejercicio es más que nada para inspirarse. Se trata de agarrar aleatoriamente algunas palabras del diccionario -en lo posible que ignoremos su definición- y establecer asepciones en base a las mismas como nos pinte.

   Oblenque: m. criadero de vacas leprosas.
   Ñoclo: m. cavidad del cuerpo humano encargada de defecar hojas secas // m. bofe // p. hermano menor de la figura pública "Melchor", murió de un cíncope.
   Panela: f. comida en base a maíz que sale de las orejas de los monos de Marte (wikitiki, fonéticamente en marciano).
   Panespermia: f. dificultad para respirar en la oscuridad, al encontrar en ella la muerte.

   Al final me puse tétrico, pero encontré este ejercicio con el que nos deleitamos en <El Asador>, y me vino unas ganas de subirlo.
   ¿Qué tanto te importo? ¿Qué tanto te importa lo que me importes? Me importa. ¿Por qué te importa? Porque cuanto más te importe más me vas a importar. ¿Entonces si me importaras menos yo a vos te importaría menos? No, pero haría lo necesario para que así sea, pero eso tampoco te importa.

jueves, 3 de enero de 2013

Nixanemia parte VI

   Lo que me pasa no es para un libro, apenas si es para algunos párrafos sueltos, despilfarrados azarosamente, como me pinte o como me salga, acá, es decir en un papel bastante aceptable en un cuaderno decorado con una foto de mi-prácticamente-novia-pero, que pegó ella antes de regalármelo.
   Lo que me pasa no es para un libro porque entonces sería aburrido para mí escribirlo (por más que me dé la nafta), y es que no sirvo para nada y podría enumerar una lista infinita de las cosas que no puedo hacer -o no me salen o directamente me son impensables-, que ocuparían enciclopedias enteras. Es más facil, en cambio, enfocarme en lo que sí sé hacer, esta clase de menesteres en los que es tan pero tan fácil dejar que Nixanemia escriba y cuente las cosas que ha hecho en todo este tiempo, cuando no lo quisieron apuñalar después de ganar sus primeros $100 recitando poesía ó cuando no le encaje una trompada un ex-de-la-policía federal-con-alta-psiquiátrica. Es que meterme en problemas es una de las cosas que me salen con tanta naturalidad que a veces no sé si es Nixanemia tratando de llenarse de emociones descriptibles o si soy yo, Axel Eme, tratando de enseñarle a Nixanemia y al cuerpo que compartimos, que la vida es difícil y que hay que empezar a curtirse. Digamos que mal que mal lo único que puedo hacer aceptablemente es mérito de Nixanemia, que cuando no está acá escribiendo (acá, allá, en cualquier lado), está teniendo sexo fenomenal con mi-prácticamente-novia-pero, y aunque haya que admitir que el sexo cada vez es algo más intrincado donde las minas entienden lo que se les canta y mientras una acaba con un dedo el culo, la otra necesita que mientras se la esten cogiendo le lamas la planta del pie y cantes la "LA CONCHA DE TU MADRE ALL-BOYS", pero a pesar de eso Nixanemia es versátil y a veces hasta tiene una suerte de contorsionista. Y si ya veo que es bueno en esas tareas de meterse en quilombos y un completo camaleón sexual sin ningún escrúpulo de ser ridiculizado, también hay algo que es cómo decir, poético, que va más allá de la carne núcleo jaula esqueleto corte nuevo de pelo, algo que va más allá y nosme encanta, nosme encanta escribir así, como quien no conoce otra cosa en el mundo que no sean sus propias palabras, dejándolas caer sobre el papel sin ningún fin, sabiendo que lo que le pasa es grave, pero no es para un libro, y no importa mucho, mientras siga este sentido del mundo, en donde todo gira pero nada se mueve.

Lo que canta Heidi

   ¿Y al pasar por un cuartel se enamoró de un coronel? Gradualmente se va tornando espantosa al cantarla. Al menos a las Heidis de nuestro tiempo no se les da por semejante patetismo, ellas cantan otras cosas, apenas cumplen los trece pierden su virginidad, como en siglos anteriores, exáctamente lo mismo, y siempre hay hombres predispuestos, y siempre los hubo.

Un nombre que se corresponda

   Lo que pasa es primeramente que no encuentro un nombre que se corresponda en mi rostro, que no sea el que tengo, el que me fue dado y prefiero no repetir porque vuelvo al atrás, al tiempo de deshacer las letras -lo proferido- y me quedo en el reverso carnal que hay en cada papel antes de que sea escrito. Ya sin eso no hay ninguna posibilidad de introducir un personaje que me exija proyecciones y argumentaciones, y que viva y se conflictúe y luego lo idóneo. Ese no-personaje apátrido que no se encuentra en ningún lado
ni acá
a veces
cuando escribe,
y si preguntan por él,
tampoco existe.