lunes, 20 de agosto de 2012

Nixanemia parte V

   Hoy Axel Eme se encuentra sin dormir nuevamente (otra vez -me decía mi profesora de lengua-, se dice otra vez) sin dormir a las once menos cinco de la mañana, hora de Buenos Aires. Y casi que le encantaría culpar por un momento a Nixanemia, pero no porque admite sus deshoras, acepta a Insomnio como síntoma de Axel Eme, ya que Nixanemia no puede contraerse síntomas dado que las patologías no los tienen, sino el enfermo, aquel que las posee, las piensa, las somatiza y las siente. De esa manera Nixanemia se complace perversamente preparándose mates y comiendo una factura de membrillo de antaño, mientras que Axel Eme está preocupadísimo porque la muchacha que tiene en la cama lo culpará de abandono old all night y-después-que-no-diga-que-la-extraña. (Breve pausa en la que Nixanemia muerde un pedazo de factura, no sin antes quitarle la cereza, y con el trozo en el paladar soba aplicadamente la bombilla, (evítese los dobles sentidos) y a esta hora no le pidan mucho ni a él ni Axel Eme.)
   Mientras Axel Eme entra en una etapa regresiva, Nixanemia evoluciona no sólo literariamente, sino porque gana espacio dentro del cuerpo que comparten y tenemos que hacer algo porque, dicho sea de paso, cada vez aparenta estar peor. Vale preguntarse, ¿qué es la apariencia y cuándo se presupone en ella algo como mejor o peor? El cuerpo es sinónimo de metamorfósis: una distracción en segundos y se puede extraviar un dedo, un colmillo, un ojo, el centauro de la ingle. De las grandes infecciones a las grandes amputaciones; de un hueso roto que se descuida a una necrosis en un amanecer. ¿Cómo coincidir entonces en un término que se pueda pretender como deformación y no formación? Formación porque compone la vida del damnificado. Si ahora mismo me quedara ciego entraría en un mundo nuevo repleto de bastones, sistemas táctiles y entrenamiento de caninos. Evidentemente cambiaría el cuerpo, mis ojos ya no buscarían nada, se petrificarían en quién sabe dónde, y a lo mejor me llenaría de incontables tics nerviosos. Me volvería obsesivo compulsivo con el orden, con la limpieza porque sino mis rodillas lo pagarían caro y mis canillas también, ¡malditas mesas ratonas! Si ahora mismo, de tanto inyectarme heroína literaria, se me gestara una infección en la parte X, y tuvieran que cortármela de urgencia so riesgo de una inminente expanción, ¿por qué recaer en la fácil caracterización de los mejores y peores? Si lo pienso un poco yo mismo: mejor que no me ocurra nada de esto. Pero si me ocurriera a otra cosa mariposa, que el fénix cuantas más veces revive más difícil que se vuelva a quemar.
   Si Nixanemia gana terreno en nuestro cuerpo y nuestro cuerpo lo paga con años y calidad de vida y ojeras, y costillas a la vista, y mirá qué chupado estás de cara, y nene tenés que comer, y nene por qué dejás que te peguen que te van a estropear la cara, ¿no es eso la manera en que el nixanémico crece en su cualidad humana de no ser inerte y asimismo un método de contar sin las palabras?
   ¿Qué es la forma? Aristotélicamente la forma es la figura de un cuerpo, es decir un objeto, es decir una birome, mi miembor viril con o sin salitre, o cualquier cosa. Empero cabe aclarar que hay una forma accidental y otra sustancial. La primera refiere al alma; la segunda al cuerpo en sí: el cabello largo o corto, la infección en la parte X, la eventual amputación. ¿Qéu sale amorf? Parece que ni Platón ni Aristóteles leyeron a Huxley ni a Kant por motivos espaciotemporales, ni tampoco daban concretamente (entre-oca-mecen, se trata de metamorfosear la forma, cocer la parte X a la parte Y) con el concepto de subjetividad en el que nos adentramos mucho más a posteriori. Hablar de forma ahora es hablar de sensibilidad, de percepción, de la manera en que los ojos de Nixanemia dan con el cuerpo de la muchacha que se despierta entre (oca-mecen) malhumorada y fastidiosa, y que la forma de ese cuerpo escultural, visualmente coincida con la forma de ese mismo cuerpo pero táctil y auditivamente.
   Si quedara ciego ahora mismo, podría afirmar que tengo ojos en todo el cuerpo, mi forma es la forma de cientos de miles de ojos, pequeños poros por los que Nixanemia respira y bebe, saborea los perfumes, ojos en los oídos y en los gusanos adento del culo. La sensibilidad es la sumatoria de cada uno de los sentidos, y cómo eso dibuja un cuerpo que representa la forma sustancial y luego faltaría socabar la energía sin(-)estética, entretenimiento nixanémico de los más satisfactorios, por tanto tendría que hablar Nixanemia, delequetedele a tomar cebar-mates (matar-beces).
    Supongonemos con Nixanemia que la única deformación es la muerte. De pronto un niño que sufre un crecimiento desproporcionado, su cabeza crece más aceleradamente que todas las partes X del cuerpo, y al final aprende a caminar, y lee y canta algunas canciones pero su cuello no puede sostener esa cabeza que va creciendo cada vez más, hasta que al fin el cuello cede con un leve crack, y eso es la deformación, derechito a la cremación, al fénix.

sábado, 18 de agosto de 2012

ponys ponys ponys
caballitos celestes
niñas de cobre.
pero cayó ¿y qué es caer?

observando la resolución del vuelo de las palomas el solo, solo está.
encara el sol. el solo parte. sale al mundo.
cree tener la clave para no ser visto.
sin embargo su cabeza sublime se eleva de viento en las esquinas junto a los perros,
encaramada a su facha de añero a pico. el pensamiento perfuma:
esporas surgen en cangrejos, vírgenes y escorpiones

dibujan lo que hay en la ceca de su moneda
su mirada es.
como un mantra clavando ponys ponys ponys

dicho así: solo. o dicho de cualquier forma: oslo, loos. el solo hace cosas de solos.
ya sabe: el que escribe nunca baila. (recuerdos-dardos: ayer musicaba)
hoy adivina su voz a través de una ciega-nada

Lucas Amuschástegui

miércoles, 15 de agosto de 2012

Ese amor de mal olor

Si uno se tira un pedo en el fondo del océano
y todos los peces se asoman panza arriba,
y cree que ha podido lograr cierta perfección
por no creer
que en verdad ya está podrido,
y siente un poco, que a quién le importa,
si uno está podrido o perfecto,
¿a quién demonios le importa?

Y una mañana del noviembre
más hermoso de la primavera
más prima y más Vera,
ese uno se enamora,
entonces mejor estar perfecto
porque si está podrido
ese amor tendrá mal olor.

martes, 14 de agosto de 2012

Enemigo público número uno

   Me declaro enemigo público número uno. Si hay alguno antecediéndome, ya me enteraré en el noticiero. A ver cuándo me digno a abandonar de una vez por todas este camino de letras y me compro un arma. Pero para eso se necesita un dinero previo que no tengo. ¿Qué tiene de malo vivir fuera de una ley? Fácilmente irrumpiría, con mi sonrisa macabra de Cheshire, en un hogar de familia bien para ser cordial con un revólver sobre la mesa, con el mismo revólver aceptaría un whisky del padre, un puro y no robaría nada, cuando se tiene un arma no se necesita dinero, no se necesita más nada. ¿Qué tiene de malo asegurar que los dueños de las armas son también los dueños del dinero y además quienes pretenden someterme a la esclavitud del tren lleno a las cinco a.m., a los horarios que duermen el sonambulismo de Nixanemia? Cuando la gente está cansada de trabajar no piensa, llega a la casa, acepta gustosamente el mate de la jermu y se tira en la cama con el control remoto, tan remoto que controla todo menos la propia vida.
   Me declaro enemigo público número uno. Secuestraré millonarios y haré que paguen los rescates con armamentos militares, ¿qué hay de malo en asesinar al enemigo? Iluso el que crea que Jesús no asesinaba, Judas murió a su propósito, murió para el socialismo, no murió para el pan dulce en navidad, no murió para dejar a su paso un imperio de irrealidades cinematográficas. San La Muerte no existe, pero se puede ver cuando en los ojos no hay otra realidad que las de esas cuatro paredes que llaman hogar y barrio. Armaré un ejército de enemigos públicos, ¿qué hay de malo? No quiero ser rey sin corona quiero ser el inventor de la libertad sobre el sillón de las ilusiones populares. No quiero el simple conformismo del balón pie, del nacionalismo y los relojes. ¿Qué hay de malo que de mí se haya gestado una mente que no acepta la felicidad desde la economía?
   Me declaro enemigo público número uno, prófugo de la justicia que llena nuestras cárceles de la pena sin pena. Llena las cárceles de su propia basura. De aquellos que no pueden o no quieren o lo que sea, ser ni ingenieros, ni abogados, ni arquitectos, ni psicólogos, ni taxistas, ni empleados estatales, ni esbirros de corporaciones multimillonarias, y eligen la libertad adentro de una jaula. La libertad adentro de la jaula es el enemigo público número uno. Jaula capitalismo, jaula cárcel, jaula educación funcional, jaula aristotélica, jaula semita, jaula bancaria, jaula paco, jaula cocaína, jaula diamantes de muertes en África por más muertes en el cuello de la prostituta más bella con el hombre más cruel del ombligo para adentro. Me declaro enemigo público número uno, porque soy como soy y no acepto nada de esta realidad, porque primero hay que aprender a abrir los ojos y después comprender que los ojos mienten y que los ojos en el espejo de otros ojos nos acercan a una posible igualdad diferenciadora. Me salen así las palabras, llenas de mí en el uso de siempre, en su utilidad más característica, las mismas palabras que opacan, que dicen me declaro enemigo público, pero el enemigo público es más amigo o hermano. Y me declaro también es una falacia, porque me declararé, futuro, me declararé cuando me digne a dejar las letras y a hacer la poesía con un fusil.

lunes, 13 de agosto de 2012

Hoy que siento un abismo en el estómago
acudo a la noche de mí mismo,
me descoloco, pierdo el eje,
camino mi poesía por la ciudad
buscando no saborear ninguna dulzura
en creer de mí
una muerte temprana.

El colmo

   El colmo del buen escritor es ser expulsado de una escuela patafísica por delirante, y dicho sea de paso, lo mejor que le puede suceder a un escritor en la vida, es ser protagonista del colmo de su rubro.

domingo, 12 de agosto de 2012

Graciela a mis dos más afectuosos contemporáneos

   No sé por qué pero tengo ganas de hablar de ellos, y si esas ganas son sinceras, agarrate chocolate. Y es bastante porque ayer resultó que hicimos el primer intento de Encuentros en la Niebla, con hermosos preámbulos y ponderables resultados, un espacio sin otro fin más que meridiar prácticamente la patafísica o la antipatafísica, dependiendo de la densidad de la niebla y de la densidad de aquellos que se encuentran perdiéndose en ella. Ellos son Giralima y Tucumano  -más conocido por Fou-, dos (¿dos? y dos son cuatro) hartos escritores y/o/u poetas con los que me viene la idea nada grotesca de sacar un poemario (¿poemario?) o lo que sea que sea un triángulo dinámico, capaz de ser romboide o cuadrúpedo, aunque no sé si estoy a la altura requerida, no sea cosa de que el triángulo sea una raíz cuadrada y no cúbica, y yo esté metido ahí como un jueves quince, aunque ni lo sienta así, ni ellos me lo hagan sentir. 
   Quiero hablar de ellos porque no dejo de sorprenderme de su niveles intelectuales, en los que de a ratos, dentro de la niebla, puedo complementarlos o anticomplementarlos (pero el anticomplemento es también un complemento distinto) o simplemente soltar alguna estupidez. Me complace deleitarme con sus saberes como un oso que mete la mano en el panal, se lleva al hocico la patamanodelantera y en una de esas un par de abejas quedan pegadas en el dulce ámbar, y le clavan el aguijón poco antes de desahacerse en su ácido estomacal para terminar siendo nutritivo vapor de apicultivo. Y pocas veces ocurre que las abejas queden pegadas en miel pero qué más da, yo soy eso de pocas veces. Lo mismo, G y T, pueden ser peces porque así como vuelan pueden nadar si tan sólo lo desean, y si no fueran abejas y también salmones, este oso que soy no los comería, claro está.
   En cuanto a Giralima tiene una impresionante capacidad de escritura cargada de lenguaje, de formas de ir y venir dialécticamente desde la nitidez más fantástica y avasalladora. Escuchar a Giralima es como escuchar una catarata y salpicarte de agua mediante sus palabras. Una catarata de más caudal que Iguazú, capaz de escribir hojas y hojas y hojas directo al mar de la sapiensa, hojas y hojas sin perderse pero igual encontrándose. Por supuesto que se sigue tratando de cultura. Podría decir: Giralima es experta en algo que me gustaría indefinir como cultura nítida, aquel campo y los primeros subcampos más concretos de la realidad, aunque no dudo de su capacidad de abstracción, sino que no le sienta del todo cómodo el delirio por el delirio mismo, es más Giralima mietras gira y se lima a sí misma en la niebla, haciendo grandes muestras de sus dotes artísticos en su danza punzante-circular, pero si tiene que limar la niebla a lo mejor le cueste un poco más (no digo que no pueda) porque entonces tendría que dejar de ser Giralima para ser niebla y dejar de ser niebla para, y la preferimos y se prefiere siendo ella misma (digo que es más genuina limando la gira y girando la lima, que homogeneizándose). Lo que, por otro parte, la convertiría en una excelente investigadora periodística o una reconocida teórica de la crítica literaria, o por supuesto una crítica literaria a secas, evidenciable en tantos de sus poemas vaginales, que tanto me gustan y tanto. Mientras que al Tucumano (a él creo conocerlo un poco más, pero para conocer al Tucumano del todo tengo que conocerme a mí mismo tarea bastante intrincada y compleja, imposible si se quiere, mientras que sigamos aceptando que lo imposible también es patafísico) nada le cuesta ser niebla dentro de la niebla, o si se concentra con su usal facilidad, ser niebla pensante que, desde el pensamiento de pensar la niebla, niebla el pensamiento de la niebla, renunciando por un momento a toda su culturaniebla para adquirir ciertos tintes más neblino-espirituales nunca inconexos a sus saberes científiconeblinares. Por un momento pasa de todo su historial de lectura irremediablemente latente, para encontrarse con el bardo laudista y cada vez mejor narrador, que tiene adentro. Renuncia a la cultura desde la cultura, metódicamente, en ese encontronazo, bastante similar al que yo practico con Nixanemia. Para ver si lo entiendo mejor (¿etenderlo?) mientras que el Tucumano formula un pensamiento y lo hace humo para que el lector lo pueda aspirar, Giralima prefiere una convergencia, de ninguna manera poco profunda, en un pensamiento más concreto, repleto de su innegable lucidez, dándole la posibilidad al lector de que él mismo lo haga humo, es decir lo falsee, lo reformule a gusto y piachere, para recién entonces aspirarlo. Inexorablemente ambos hacen las dos cosas con una magestría (de la magestuosidad y la maestría) que los situará en la cumbre de la literatura de este siglo que apenas inicia -si quisieran alguna cumbre-. Pero no estoy hablando de posibilidades, de aperturas o tentativas que sé que alcanzan facilmente, sino de estilo, sino de su propia bestia enjaulada, de la parte más espontánea, aquello que les sienta como una naturaleza cósmica y moldeable pero naturaleza a fin de cuentas. Literariamente hablando, ambos buscan el estilo, sabiendo que éso es propiamente la búsqueda, y lo encuentran o lo pierden patafísicamente, porque la búsqueda ya la tienen ahí cuando se sientan a escribir o por qué no, cuando escriben parados.
   Y ya ni sé con qué intencionalidad digo todo esto, que es una obviedad,  si no es para mirarme, porque yo soy un poco parecido en muchas cosas, pero sólo un poco, o de lo contrario no sería parte del Asador (chivo: todos los viernes en la "Asamblea de Villa Urquiza", -consuntar con el imperio google-, 18:30hs, timbre del lado de adentro), porque seguramente ya me hubieran echado (una mano).
   Digo que no sé qué digo, porque en el fondo lo único importante que puedo decir es que los quiero, pero un querer que ronda cierta hermandad, donde la distancia y la frecuencia importan pero no imprescindiblemente, y por más que un día el Tucumano me deje de elegir como su Sancho Pansa al escucharlo, o su Quijote al leerle (porque aunque no se diga es así, me doy cuenta), o que Giralima se vaya a girar y limar por otros pagos quién sabe qué tan distantes de mi Buenos Aires querido, ambos estarán perpetuamente irreductibles, ya que ese querer que nos hermana será siempre sanguíneo-neblinar.

Hablar de sexo, necesidad

Hablar porque, suele pasar
que los gemidos
bien nos acercan

eso te gusta más
que esto
lo veo en la intensidad de tu suspiro.

Hablar de sexo
necesariamente,
porque en el gemido
nada puede ser específico,

hay que complementar,

palabras, gemidos y silencios

hacer el amor
como escribir un poema

en donde mientras vos me dices, ¡acábame!
a mí no me dan ganas

y prefiero que para el cometido
me pidas por favor la leche,
y luego gimas
y luego silencio.

Palabra y Cuerpo

      Si nada mío sale de mi boca
      entonces no me hagas caso
                   Gustavo Cerati

¡Hace rato sé
que de la palabra
al cuerpo
hay una mínima diferencia,

¡lo bello!,

insultos tu nariz de clarinete
insultos tus orejas de satélite

insultos esa pierna más atrevida
que una traición de Caín

insultos un ojo en la sien
y el otro donde se debe,

¿dónde se debe?,
¿cuándo y a quién
le pediste un piropo fiado?

Mujer, ¿cómo puede ser que te contente
que te vomite oralmente mi sexualidad
llena de adjetivos en honor a tu culo,
llamándote por ellos y no por tu nombre?

Hombre, ¿cómo puede ser que te contente una mujer
sólo por bella, sólo porque así lo cree otro hombre
o varios o muchos?

Bisexualidad insulto de que esa pierna atrevida
sea dos piernas en dos cuerpos y esa boca
dos bocas o cuatro.

Cuerpo y palabra, única tenencia real.

¡Firma con tu nombre lo que escribes
porque el sello de lo que dices
es la propia voz!

Firma: Nada mío.

Un poema para Lacan

Extraño extrañarte,
olvido el extrañamiento.

Yo: extraño dentro de una piel nada extraña.
Mientras me asemejo a cualquier joven de mi edad
nixanémico, Nixanemia físicamente se asemeja a un fauno.

¡Extraño que no me moleste, que no me extrañe!

Diversidad de significados en un mismo significante:

En el yo, ¿cuántos nosotros, cuántos ellos y bellas?

¡Cuántas voces en una misma voz
sin acudir necesariamente a la esquizofrenia!

Un Dios sin problemas, un Dios inexistente


                                                        I
En la posible existencia de la vida más allá de la muerte reside la resignación más grande del inconformismo individual del sujeto, dándole esperanzas más allá de la luna,  de los objeto y más terrible aún, más allá de su calidad de sujeto, desmereciendo el más acá: su propia vida. Por ende la vida más allá de la muerte es mejor dicho la vida más allá de la vida
                                                                          
                                                       II
Cielo o infierno, mismo desconsuelo para el alma. Doctrina y canon ropa vieja, no por infame en sí mismo, sino por la sumatoria de la las mentes que dudan, y las otras, que temen a cualquier gota de desconfinza interna e íntegra están condenadas a la misa de todos los domingos y al agua bendita por el más rápido de los lacayos. Hay quienes aseguran que el gran problema de este mundo es que los ignorantes se llenan de certezas, mientras que los intelectuales obtienen dudas. La culpa es de los que lo aseguran, ni de los intelectuales ni de los ignorantes.
¿Por qué si Dios es real y somos su imagen y semejanza, no trabajamos sólo siete días matando a la soledad en la tarea de contemplarnos en la eternidad? Facilismo. Nueva boca en pregunta de siempre.
¿Cómo podemos ser semejantes a Dios sin un politeísmo en cualidad de interventor?
                                                                          
                                                       III
¿Cuándo alcanzaremos la unidad de anticiparnos a escribir nuestro propio epitafio?

viernes, 10 de agosto de 2012

Nixanemia parte IV

   Si fuera por Nixanemia esto ya estaría plagado de pornografía y eso no sería nada nuevo porque hay una película que se llama "Irene y yo y mi otro yo", con el pedazo de actor Jim Carrey que, tenemos que admitir, fue lo mejor que dio el cine de Hollywood en mucho tiempo, con un personaje nixanémico que bueno, ustedes y nosotros sabemos. Descartando la pornografía siempre nos disponemos a la buena literatura en el sentido de que no sé si tan buena, pero al menos no es literatura fácil, de esas que podríamos hacer tranquilamente para vender y ganar millones, sino por el contrario a la que quiere reivindicar desde otro ángulo el sentido poético de toda la vida, pretensión que no nos da nada más que la certera noción de que hay algo nuevo en esto que Nixanemia hace de a ratos y ahora (muajajaja) yo Nixanemia, voy a destruír todo esto que se dijo: pito, concha, culo, teta.

Tener que sujetar otra mano

   Mientras que Jonathan creía que ya había aguardado lo suficiente y que de hecho, si la esperaba más, podría recibir con toda tranquilidad el premio al pelotudo del año, las piernas de un brillo ancestral de Micaela se asomaron por una de las cinco esquinas. Evitaron mirarase desde lo que restaba de distancia separadora. Mayra aceptó un beso apátco y tendió a él una mano demandante que, después de todo, le proponía caminar entrelazados en el trayecto hasta la plaza. A Jonathan le significaba una superación previa, un cadaver que de a ratos se movía como por reflejo: la ausencia de Ana. Tener que sujetar la mano de otra mujer, después de tanto tiempo, cambiar de tibieza, de ritmo cardíaco, de transpiración, de morfología, de todo cuanto implica una palma que no fuera la de Ana.
   Malena en cambio tenía en su curriculum más palmas que cualquier otra cosa, y esa facultad a él lo situaba un tanto más acá de la desconfianza, más acá de la Ana amor eterno y puras certezas, de la Ana haciéndose cargo de la cena, de la Ana sin perfume ni maquillaje, de la Ana que le ofrecía orgasmos como buenas noches, de la Ana cada llanto en su nombre, de la Ana qué hermoso te queda esa ropa, de la Ana sudor dulce, de la Ana bien pero bien puta, de la Ana sin secretos, sin nada nuevo, sin aspiraciones, sin remordimientos ni culpas, sin sueños de primaveras adentro de otras bocas, Ana sin amigos, sin ganas de otra cosa que no sea amarlo.
    El invierno de a poco se iba yendo, lenta y desganadamente, como tieso pero arrastrado, un niño encaprichado, un poco como él, Jonathan, dejándose arrastrar por Magalí, también rubia y ojos verdes, arrastrado y caprichoso, aceptó un banco en una plaza para besarla largamente, un beso nada comparable con los de Ana, por distinto, por la misma magia de siempre de las lenguas, los rostros, las huellas dactilares, la voz, el olor y el sabor irrepetibles.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Nixanemia parte III

   Sigamos con el asunto porque veo que viene para largo. Estaba hablando con una amiga por teléfono cuando de repente me empezó de bajar la presión, tortuosamente, y acto seguido nuestro cuerpo acabó por vomitar bilis, apenas terminé Nixanemia parte II. Suponemos consecuencia del Amoxidal por las placas en el ganglio (tengo angina), sumado al estar-sin-dormir, sumado a que en estos meses Nixanemia está como loco de acá para allá rondándonos el cuerpo, que obviamente se manifiesta. Y hablando de fiestas recordé que hay maneras de conjurar a Nixanemia que se me escapaban y que no son necesariamente a la hora de sentarme a redactar o a poetizar, sino también en giras nocturnas: algunas Axel Eme se queda dormido ni bien suenan las dos y media de la madrugada, pero por el contrario, semi-contraponiéndose, aquellas bastante mejores jodas que siguen después de las once de la matina, tienen la explicación completamente lógica de que Nixanemia ha ganado la mayoría del terreno en el aparato psíquico, usualmente con algunas cuantas caladas previas, que muestran el lado único y más hermoso de nuestro cuerpo peculiarmente disfuncional a qué, -que se manifiesta.
    El hecho es que debería estar durmiendo y sin embargo me mandé una corrida al chino que está acá a una cuadra y realicé la siguiente compra productivísima, a saber: un yogurt, una leche, unos alfajorcitos Jorgito edición roja, un Philip Morris de veinte, y un Speed porque tengo que ver a Lolita que en cualquier momento me toca el timbre, pero dudo que se haya despertado y van a ser casi las 13:00hs. Si me tiro a dormir no escucharé el portero, dormiré hasta las doce de la noche y mañana tengo algo así como una entrevista de trabajo, que conseguí por una amiga -con la que estaba hablando por teléfono-, que no puedo desperdiciar por culpa de Nixanemia, por culpa de Axel Eme que lo dejó gestarse como placas de ganglio. ¿Se puede creer que apenas llegué del chino lo primero que hice fue prenderme un cigarrillo, después de que me bajó la presión y después de vomitar? Soy una chimenea de 22 años (número para nada alentador); Lanata al lado mío es un pichón, Cortázar ni en Oliveira, y estoy a la altura de cualquier médico clínico o del más viejo taxista de trasnoche, si de chimeneas parlantes se trata.
    Creo que entré en contradicción cuando dije anteriormente que estar nixanémico no me preocupaba, pero parece que en ese instante era Nixanemia justamente quien hablábamos, y a Nixanemia no nos importa nada, menos que menos entrar en contradicción. Es tan sencillo que asusta. La buena literatura se hace así, y apenas esté un poquito mejor estaré pensando en comprarme una moto y al carajo con la visión poética. Es tan sencillo que asusta: a veces Axel Eme escribe analizando su nixanemia, otras Nixanemia escribe y punto seguido. Ya se podrá imaginar lo drástico que resultaría lo de la moto si Nixanemia es el que conduce.

Nixanemia parte II

   Puestos a definir entre los dos qué diantres es Nixanemia y cuándo Axel Eme -recurrentemente me cuesta saber cuál de los dos escribe y por eso no reemplazo mi nombre por un tímido yo- lo invoca al momento de la tarea poética narrativa o poética poémica, nos me viene que la mejor manera de expresarlo es como un efecto causado por el epidérmico desvelo del Insomnio o cambio de horarios, sumado a vivir a contrapelo del resto de los mortales. Nixanemia no es ninguna broma, eso es seguro. No es ninguna cualidad benefactora para el cuerpo humano aunque a veces ayude mucho al razonamiento porque de a ratos piensa mejor que yo, o por lo menos distinto y entonces ahí hay una vuelta de tuerca, un ajuste cuasi bipolar que me estaca pero nunca llega a preocuparme porque en el fondo soymos humano's. Lector, ¿se da cuenta de la seriedad del asunto?, ¿se da cuenta que si yo lo dejo enteramente Nixanemia las cosas, literariamente hablando, pueden irse qué pienso por las ramas sino más bien por la punta de la hormiga sobre la hoja del sauce poético? No me vengan con chorizo. Nixanemia y yo somos un solo cuerpo en el que no podemos coexistir sin veinte cigarrillos diarios, fernet durante la noche y de tanto en tanto algún estímulo de esos que prefiere no saber.
   Mientras Axel Eme se estanca pensando qué escribir, Nixanemia le mete un tortazo en la mejilla y se pone a redactar en tanto que el primero se queda con los ojos llorosos frotándose la cara, y entonces nuestro cuerpo tiene que hacer unos vericuetos tremendos para tipear con una sola mano. Lector: ¿usted entiende lo difícil que es convivir con este lado mío que mientras yo estoy lavándome el boxer en la bañera, me urga las partes bajas insinuando el acto sexual nunca solitario ni íntimo con este tipo adentro? Es una enfermedad incurable a menos que me olvide de la literatura. El nixanémico sufre barbaridad pero nunca le falta nada y eso el común de la gente no lo entiende. Un día el nixanémico, =)"#OKDojkfdefj98. Hay temas que prefiere no tratar y no sea cosa de que Axel Eme, el más racional, sufra por lo dos otro cachetazo.
   Muy a menudo nos gustaría dialogar y a pesar de que Nixanemia escriba tan bonito, oralmente utiliza la lengua de las sombras así que difícilmente podamos entendernos a no ser por este medio de escritura. Claro que el que siempre sufre es Axel Eme y mientras tanto Nixanemia se regocija cada vez más con la calidad evolutiva de lo que hace.

El fuego que doma al tigre

   Sí, Lolita, magnífico objeto de deseo, fuente intangible de rebosante juventud impura, cabellos de té de manzanilla y cutis de nieve u oro blanco, desde eso ¿qué encarnas? Desde tu postura quebrada y altanera, ¿qué escondes y qué buscas y para qué? Es impensable creer que resolverás todo sentándote sobre mis piernas. Niña caprichosa, observa tus faltas porque ese capricho desmedido es también, consecuencia de las aspiraciones de tu preponderante intelecto. ¿Con quién sales esta noche, adónde, a qué hora retornarás para eclipsarme? Abrígate bien, bufanda y sobretodo, abrígate que hace mucho frío afuera, Lolita.
   Lolita, ¿gustas beber café antes? Por qué no, por qué me miras con esos ojos. Ya sé, Loli, que es el único par que tienes, pero por qué te empeñas en quemarme. Claro, para beber café eres chica pero para todo lo otro de ninguna manera. Hazme el favor y lleva paraguas, no seas chiquilina, no importa que te resulte antiestético. Sí, Lolita, sí. Ven aquí por un momento, acércate linda, abrázame, ya no eres una niña... ¿Ves que tu eres la que me incita? Ese beso de recién, mitad en el labio, mitad afuera, me desenfoca, me perturba, me releva de toda ética al acorralarme en situación de peligro, acechado por un fuego. Sí, Lolita, de tu boca nacen las llamas negras de que mis labios te sean insípidos. Malicia es tu segundo nombre. En tu beso ardo y de tu boca siento la quemadura del fuego negro que sólo encuentro en tu mirada, ahí, donde advierto que cualquier posible candor que presumes es infame y maliciosamente bello.
   ¿Qué?, ¿entonces aceptas un café antes de marcharte, Lolita, de perderte más allá de la lluvia? Ven aquí, falsa ternura nata, ven aquí otra vez. Qué demonios dice Kant si tú eres la única estética trascendental. Lo sé, lo sé, jamás leíste un libro, me darías miedo con una herramienta así, pero te comento que la estética trascendental es la percepción de los objetos físicos mediante la sensibilidad, tanto externa como interna. El tema es qué se entiende por sensibilidad. Te lo digo porque me doy cuenta que cuando hablo de estas cosas te gusto.
   Ven aquí, dale. Viste, ¿tanto te costaba, Lolita? No, es estúpido creer que te cuesta algo, ya que entiendes naturalmente a la perfección cómo se juega a la escondida sexual, cómo se construye el deseo, ese simple soltar el pestillo de la grampa de la jaula del tigre, donde sería tan sencillo para mí un empujoncito sin sacar las garras... No, no recules, por favor, acércate, este tigre tiene conciencia, no fue mi intención asustarte, este tigre puede hacer que te despeines si así lo quieres, si te dejas caer sobre su lomo mientras echa a correr hasta quedar agotado, hasta que tú también quedes agotada de tanto aferrarte a él.
   Pongo el agua en el fuego, espera, ya regreso. ¿Tres de azúcar? Bueno, cuatro. Aquí estoy, ¿ya ves que no tardé? Mira cómo se largó, te dije que iba a llover furiosamente. Será mejor que te quedes aquí, podré leerte un cuento antes de dormir, acariciarte el pelo hasta que tus párpados caigan como esa lluvia del otro lado de los vidrios, esos párpados de nada, casi frágiles, casi de agua, que pueden por un momento, sólo por un momento, apagar parcialmente el fuego negro de tus ojos verdes.

                                                                                                          Axel M. López

martes, 7 de agosto de 2012

Jorge C. Denada
no suplía su vida
con su obra

se regodeaba
con su poesía
como quien
bebe para olvidar
día tras día
prolongando la resaca

y un día murió
y a su funeral
acudieron tantos ebrios
que en medio del sermón
nadie sabía a quién velaba
si realmente había un finado
si existe alguna muerte
para aquel
que dedica toda su vida a algo.

Nixanemia parte I

   Nixanemia no es un sobre de antrax ni una enfermedad contagiosa pero sí una enfermedad como ser un yonki o la obesidad o cualquier resaca sistemática, cualquier escoria de este puto mundo resentido, porque el mundo nunca admitirá su homosexualidad así como quien confieza haberle pegado a una ex novia. Nixanemia es algo que se parece a mí pero que no soy yo, y muchas veces o casi siempre carece de sentido,  un algo que se escribe solo, una máscara que tengo puesta, un mote que me vino de antaño o de estaño, pero que de cualquier forma no controlo, porque no puedo luchar contra eso (contra esto), simplemente es como una enfermedad que me recuerda que mal que andan aquellos que dicen estar sanos.
   Afuera está lloviendo, caen soretes en punta y el agua entra por mi casa y cada tanto Nixanemia se deja ir para que Axel Eme lo sustituya, y agarre el secador de piso desplazando el agua nuevamente para el otro la-do de la puerta. Es necesario un plomero, destapar cañerías, vaciar el desagüe y hacer todas esas cosas que los poetas hacemos por nosotros mismos porque nunca ganamos un puto peso (el mundo es puto y el dinero también, desmiéntanmelo si se atreven) pero por suerte nos recuerda que no está tan mal llenarse las manos de mierda de tanto en tanto, porque gracias a eso podemos contraer enfermedades tales como la nixanemia que no es para nada contagiosa. Digo que de repente yo dejo de escribir y Axel se para y va y seca el comedor, porque si fuera por mí, Nixanemia, que se venga el mundo abajo, que el agua me llegue hasta el cuello que puedo seguir escribiendo mientras la silla y la mesa sigan flotando al mismo nivel. Y esto todavía tiene sentido porque justamente hay una lucha, una pulsión, Nixanemia se para y Axel agarra el secador, Axel se sienta y Nixanemia escribe, pero hay veces que se arma gran confución, y en el apuro por seguir escribiendo o por sacar el agua, Nixanemia seca y Axel Eme escribe, tal es así que de a ratos este texto puede mantener algo de cordura.                 

El Aleph de Borges, una ventana hacia lo conocido.

  Convengamos que no soy el primero que se entera, ni que va a plantear un pseudo ensayo sobre este texto de innegable valor inventivo. Convengamos que lo hemos leído o que no lo hemos leído: de cualquier manera esto nos puede aclarar algo (en su defecto obnubilar aún más) en el primer caso, o servirnos de guía nunca analítica para el segundo.
   El Aleph, es un texto que sorprende no por aquella ejecución que se presupone perfeccionista como ya sabemos característica de J. L. B. (de cualquier manera no somos lo suficiente ingenuos como para creer que ese perfeccionismo no es falaz), sino por la temática metafísica que toca o al menos ve: el punto donde convergen todos los puntos del universo. Sepamos que ésta teoría metafísica no es autoría de Borges -ya está todo escrito, piensan algunos-, sino que deriva de antiguas búsquedas alquímicas egipcias y chinas, pero asimismo no data que haya habido otro autor que nos la alcance a occidente, o por lo menos que haya trascendido, o por lo menos que yo conozca.
   Aleph: Ojo de Horus, también Tacto de Horus, también Oído de Horus, también Paladar de Horus, también Nariz de Horus retrospectivos que permiten dar noción exacta del devenir / El absoluto de a imágenes poéticas en la perpetuidad de un instante carente de superposición, mejor imaginemos infinitas pantallas que podamos contemplar simultáneamente, que representen el antes, el ahora y el después, no de nosotros sino de la totalidad del universo, que claramente nos incluye, a usted, a mí, a su madre sentada en el inodoro justo después del acto que lo hizo nacer. De modo que si alguien contemplara alguna vez el Aleph, no sólo me veria a mí escribiendo en este instante, sino que a su vez lo vería a usted leyendo en este instante, a mí durmiendo en este instante, a usted un poco aburrido y bostezando, a mi tía naciendo, a Alejandro Magno alzándose sobre su caballo, a Nietzsche escribiendo cerca de la chimenea, a Jesús y al Che predicando, y además todo lo otro, el porvenir: mi muerte, la suya y la de su madre y la de su abuela, en un instante, en la que aquel que ve ese punto (y aquí está el secreto) se convierte en ese punto.
   Lo que propone Borges como nuevo en este cuento no es aquella teoría de antaño, la posible existencia de un algo que así sin más, nos permita la omnipresencia, por el contrario los versos que compartió el dueño de la casa y por ende también del Aleph.

He visto, como el griego, las urbes de los hombres,
Los trabajos, los días de varia luz, el hambre;
No corrijo los hechos, no falseo los nombres,
Pero el voyage que narro, es... autour de ma chambre.

Sepan. A manderecha del poste rutinario,
(Viniendo, claro está, desde el Nornoroeste)
Se aburre una osamenta - ¿Color? Blanquiceleste -
Que da al corral de ovejas catadura de osario.

   ¿Alguien nota en estos pasajes una magia sobrenatural, algún escalofrío mientras lo lee? No. Safan. Hay mejores. Esto es porque El Aleph no nos hace un Dios Eterno, nos hace un Dios efímero del instante de contemplación. Lo más impresionante que hay en este cuento son las críticas sobre estos versos que realiza el personaje de Borges antes de advertir el Aleph.
   Quizá Borges sea el más limitado de todos los escritores y con un Aleph y todo apenas si alcanzó a realizar algunas obras ponderables razonablemente: justo por esto, adquiere un condimento extra, como un pianista sordo.
Nada tiene tanto sentido como ahora.

Ahora desde esta distancia mi amor,
en la que sos una ideología,
hablar de vos mi amor,
será hablar de un mundo mejor.

Recital de poesía


   Me resulta que los recitales de poesía son prácticamente un embole cuando no dos o tres. A todos les interesa más leer que escuchar y hay un problema qué digo un problema, un problemón, porque así está el mundo de tanta habladuría y tanta incapacidad para escuchar lo que dice el otro, porque mire cómo está vestido, qué puede decir de interesante sin traje y corbata, con esa gorrita anacrónica y esa pipa Conan Doyle; qué puede decir si no tiene ni treinta años y pretende jugar con sombras y manipularlas para robar otras sombras y armar un ejército sin pólvora.
   Todos sabemos que yo soy el mejor, o por lo menos yo lo sé y con eso alcanza, ¿para qué entonces tanto circunloquio, tanta voltereta de saltimbanqui sobre odas que vienen y odas que van y rompen en la playa de lo repugnantemente sentimental? Increíble las imágenes que construye esa chica, muy poéticas y muy sexuales y muy surrealistas y muy modernista y muy post y muy muy, pero.
   Les cuento que la mejor poesía del siglo pasado está en prosa, según aquellos que considero los mejores escritores de dicho siglo, que son justamente quienes escribieron la mejor poesía en prosa: les cuento que la poesía es todo o nada según cómo y quién lo mire: les cuento que quién es cómo y también viceversa. Ya lo sé, soy el mejor como lo saben los que me leen o me escuchan, mientras  simultáneamente están pensando cuál es la manera más apropiada de plantarse al frente y practicaron días una tonalidad en su voz para mantener un ritmo poético, para no atascarse en la lectura. Pero el ritmo poético es lo que se dice, cada palabra en cada hueco que se llena, metida de sopetón, ósmosis o un trabajo de meses como el de Jorge Luis. Léase “El Método” de Descartes o no léase nada o líese o cásese o embárquese un martes trece que no le pasará ningún naufragio porque la superstición es sólo eso, superstición, y si piensa que le irá mal en lo que hace yo se lo aseguro, porque con que se lo asegure usted mismo ya alcanza y sobra.
   Yo soy el mejor en lo que hago y usted también pero en lo que hace usted y no en lo que hago yo. ¿Estamos de acuerdo que no hay mejores ni peores? Eso sí, le afirmo que su literatura es una mierda, una reverenda cagada con olor a salchichón primavera latinoamericano, y eso lo digo no como escritor sino porque acabo de escucharlo o lo escucharé dentro de muy poco, y puede sonar altanero, prepotente, incluso pedantísimo, pero qué se le va a hacer, cuando me gusta algo lo admito: mirá ese pibe, escribe casi como yo. Pero cuando no me gusta también hay que hacerlo notar, confesar: nunca llegará a ningún lado si se sigue moviendo por las imágenes poéticas; el aporte es una fotografía que se olvida al segundo folio del álbum, al segundo o al minuto o a las horas pero siempre se olvida, como los rostros y los aromas y el análisis sintáctico.  Igualmente a veces dentro del under de las letras hay un muy buen nivel (qué sorpresa, logró estilo, ritmo, de cualquier forma todavía le falta, siempre le falta), palabras precisas, temáticas interesantes, metafísica de sofá-cama, todo colorido, sin poesía social porque la literatura es justamente para olvidar los chicos que mueren en África, los presos políticos (escúchese los Redondos), la discriminación, la homofobia del homosapiens  erectus interanal, las dictaduras, Adams Smith, Tío Sam y Tía Hoffman, salir de eso, por un minúsculo e imperceptible canal adentro de los sesos salir de eso, incorporarse en otra cosa, en una novela, un cuento, un poema… pero eso sí, muy, pero muy bueno, porque de lo contrario no sirve, no sirve para una puta mierda, nos tira imágenes muy lindas, como una anécdota con moraleja aunque ni siquiera, pero no educa (porque bien sabemos que la revolución es educación, perdóneseme la aliteración), no educa ni por casualidad, no educa ni enseña ni da cátedra, no nos abre ni una sola ventana al conocimiento, no nos lleva hacia ningún puente, hacia ningún río de conciencia, y para eso querido amigo, qué quiere que le diga, prefiero la música.

                                                                                              Axel M. López

La poesía de Juan Gelman

   No sé en realidad muy bien qué puedo decir de Juan Gelman. "¡Qué cuestión!", diría él como tanas veces en medio de sus poemas. Se incorporaba dentro de un paradigma poético que el mismo generaba y se encontraba incapaz de resolverlo. Pero cualquier escritor o poeta sabe que siempre hay una resolución, una salida por algún recurso, y cuando no la hay, cuando no hay ninguna salida de emergencia que nos salve de ese incendio, es evidente que debemos poner un punto final y pensar en otra cosa, concluir así lo que hemos hecho, dejarnos morir entre las llamas de nuestra realización.

¡Cómo decir las cosas más simples de la vida!
Este pan, ese pájaro, la noche.
¡Cómo decir un hombre claramente!
Algo que fue creciendo bajo el aire,
una ternura, sí, con apellido
un gran pañuelo de llorar, tal vez,
una camisa a la que llega un barco,
un zapato mordiendo los caminos. (...)

   Juan Gelman no se impone por metafísico ni por costumbrista, no por su lenguaje (sí pero no, no exclusivamente, no primordialmente) ni por profundo (idem), se impone por otra cosa, por una especie de simpleza que nos puede tocar la piel, que erotiza, sube nuestra libido sin perder su usal dejo de romanticismo, de nostalgia inexplicablemente urbana: "¡Armaré las espadas de mi leche!", nos dice y los bien revolucionarios le entendemos, porque creemos que la revolución social es muy similar a la revolución que se hace entre las sábanas.

El crepúsculo  atraca al triste y solo
violín de mi corazón.

Un crepúsculo que según ese mismo poema, llora y su llanto es música. ¿No hay en Gelman un gerrillero que también se puede disfrazar de payaso?, ¿no se ve en él un malabarista de ideas?

Pero no, no.
               Mejor dejarlo.


                                                                                                       Axel M. López

lunes, 6 de agosto de 2012

No hay Edgar Poe sin Allan

   Indiscutible creador de género policial, magistral cuentista que inspiró a tantos otros que le siguieron, genio atormentado, dolor de muelas ahogado en alcohol durante giras que duaraban semanas, mitómano si los hay, violento como Picasso de a ratos, insensible experimentador como Piaget por otros, maestro del terror y del suspenso y del ni uno ni lo otro, Edgar Allan Poe.
   Por suerte la bibliotecaria del colegio, a mis once años, se avivó al encontrarme más lector  y más atento que el resto, y en vez de otorgarme a préstamo "Mi cuerpo está cambiando", como a los demás, me entregó "El Escarabajo de Oro" de este señor de bigote y de diez-años-con-el-mismo-atuendo-gótico. No fue casual nada de lo que vino más adelante, pero a la bibliotecaria le debo las gracias o al menos un insulto por marcarme la vida tan impunemente, por más que me venga dando cuenta que sin esto que digo, no tengo nada, como le pasó a Poe y a casi todos los mejores y a muchos de los peores. (Entendamos por peor lo que yo entiendo por peor, al igual que su antítesis, facilitándome la vida, que es básicamente mi narrativa). ¡El Gato Negro!, ¡Berenice!, ¡Ligeia!, ¡Corazón Delator!, ¡La caída de la casa de Usher! Oh, Abelardo Castillo, ¿cómo no respetarte?
   No hay Edgar Poe sin Allan, no hay Chejov sin Allan, no hay Tolstoi, no hay Baudelaire, no hay Pizarnik, no hay Abelardo Castillo, no hay yo sin Allan.
   "El Cuervo" debe ser lectura obligatoria de séptimo grado, por su tensión poética, por su capacidad de inmiscuirse en la realidad, acompañada de alguna maestra de lengua de buena fonética, de oscura fonética, de gajos de cáscara en su voz, puede causar pesadillas en algún susceptible del alumnado, y de las pesadillas también se aprende.

                                                                                                    Axel. M. López

El superhombre de Nietzsche, no es el Che Guevara.

   Me resulta por demás ridículo que contados trotskos o marxistas, no pocos nazis y alguno que otro locomotion suelto, sostenga un posible acceso al superhombre mediante un trabajo de conexión interna, de ideales puros y de cuanta virtud más se quiera enumerar. Aceptemoslo, ya el mismo Nietzsche lo dijo más o menos así: una cucaracha está más cerca de ser un hombre que un hombre de ser un superhombre (o ultrahombre, como prefiera). El superhombre no es un trabajo colectivo ni idividual, es la evolución planteada como un proceso natural. El superhombre de Nietzsche, no es el Che Guevara, no es la raza aria, no es el más experto de los monjes del Templo Shaolín, no es Johnny Depp, no soy yo. Si las suposiciones nietzcheanas son certeras, miles y miles de años nos faltan para dicho crecimiento, pero a cómo vamos, no creo que el mundo aguante.

                                                                                        Axel M. López