miércoles, 17 de abril de 2013

Buenos Aires cada vez más yankee

El gil de la moto chopera con sus dientes blancos,
el comerciante que fuma y saluda a la encargada del edificio,
el indigente de mi barrio que piensa todo el resto de su vida en alcohol.

Yo no encuentro el horizonte.
¿Dónde me alisto a la revolución?

El gil de la moto chopera
y el de traje y corbata que mira su teléfono.

El drogadicto que me pregunta:
¿amigo, una ramapaquemá?

La peluquera que alguna vez fue hombre,
la 4x4 polarizada de un conductor sin rostro,

¿dónde me alisto a la revolución?

El gil de la moto chopera y campera de cuero,
el intendente que nunca está en la Municipalidad,
el asesor que manda otra moto a buscar un papel,
un papel escrito que no sabe de éste poema,

¿dónde me alisto a la revolución?

Buenos Aires está cada vez más yankee,
más flow
más skate
más tatoo
más dolar blue.

El gil de la moto chopera,
que viaja solo
pero yo sé que se garcha
a la más blonde de las rubias,

y yo no encuentro un horizonte.

sábado, 6 de abril de 2013

A vos te pregunto

¿cómo puede ser?

Dime más sobre esa sensación.

De sentirme.
Objeto

a institucionalizarme,

¿qué es eso?,

típico de un monstruo
de otra cofradía.

Dime más

sobre los ademes que
en cordialidad 
se hacen los astros.

De mí,
que sabes
otras nubes

y a lo mejor creas en lo perpetuo

a vos,

te pregunto,
¿dónde podré
encontrar
mi cosmos?

¿Y la conciencia,
y la conciencia?

lunes, 1 de abril de 2013

Nixanemia parte VII

Hay una música atrás de cada lluvia
lo sé porque lo dijeron mis poetas,
que se lo comunicaron sus poetas
y así sucesivamente hasta que llegó a mí.
Hay una música atrás de cada lluvia,

mientras un pájaro
que no se sabe pájaro
vuela a refugiarse en un nido
que no sabe nido.

Nixanemia disfruta de las lluvias y Axel Eme también,
lo mismo con la música,
con la diferencia que Nixanemia escucha rock
y el otro
-ese que escribe ahora, que me suena impropio-
opta por algún tema movidito palabailanta.

Y ahora mismo estoy escuchando unas cumbias
que suenan mejor que la lluvia a sus espaldas.

¿Qué digo con esto?
Que Axel Eme está tranquilísimo
 porque Nixanemia está bastante dormido

quién sabe en qué pecho
de qué mujer
de un pasado que no se olvida
pero se vuelve etéreo,

de manera que Axel Eme puede empezar a vivir,
de a poco,
a fumar menos y a dejar el alcohol
y otros estupefacientes.
  
Por eso quizá se está bañando
al menos dos veces por día,
y las dos comidas que frecuentaba se triplicaron
 (a Nixanemia le daba igual),
y por eso quizá hace rato que no llora,
que las lágrimas que le salieron últimamente hayan sido por pura emoción, 
recolección de datos,
días de otoño.

No puedo entender qué hago
tan feliz en otoño,

yo que no creo en la felicidad,

tan enamorado,

yo que no creo...

Otoño y lluvia son sinónimo
de buena poesía,

¿pero ésto entonces...

Otoño quiere decir que hay algo finiquitado,
la piel de verano se cae,
las nostalgias se abren postmodernistas,

¿y quién escribirá lo que Nixanemia tenía para decir
ahora que él duerme?

Axel Eme sólo lo hace para no perder la costumbre,
pero es harto más bruto,
harto menos poético,

si el dolor me inspira
¿quién me hará arder en la felicidad?

¿Quién hablará en tercera persona
de quienes me habitan?

Me pierdo en la incongruencia
de este sistema hórrido,

no quiero
cepillarme los dientes tres veces,
ni hacer el amor como si hicera un trámite,

no quiero eso que llaman "progreso",

no quiero el lamento de un amigo
que diga que cada vez
estoy más gil,
que estoy más snob
que estoy más comido,
que estoy más careta,
que estoy más gordo,
que estoy más lindo,
que estoy más aparentemente
alienado en una rutina,
que no sabe de ideologías o banderas...

Porque yo lo sé,
le juro, yo lo sé,
aunque la nixanemia no se note ahora,
la padecí,
neurósis de goma eva,
de antinovela,

yo lo sé, le juro,
yo quería hacer la revolución,
escribir un libro,
abrir la mente,
de un niño perdido
en la informática y el canal deportivo,

yo quería, y lo sé, yo lo juro

quería, hablar de poesía,

como hoy, esta noche,
entre la lluvia que cae
de abajo hacia arriba,
de lolocoquestálmundo

yo quería enloquecerlo tanto
que no hicera falta ni la ropa,
ni la ducha,
ni las balanzas,

eso que todavía sueña Nixanemia,
eso que discursivamente repito,

eso que no es té a las cinco,
partido a las seis,
y a las siete evitar el naufragio,

porque quería de verdad,
amaba de verdad la deriva,

eso que era a las cinco las tres,
a las seis buscar un nombre,
y a las siete remontar un orgasmo.

Le juro que sigo siendo el mismo,
le juro que Nixanemia está,
bien adentro, bien adentro,
tras un sello de magias oscuras,

acorralado,
sedado por programas televisivos,
y el teléfono que suena
y es el amor

ése que Nixanemia no conoce,
porque duerme,
duerme tan profundamente
que sueña con poesía

algo que antes vivía.

Nixanemia duerme
y dormir es morir un rato,
y morir es un desnacer.