Hay una música atrás de cada lluvia
lo sé porque lo dijeron mis poetas,
que se lo comunicaron sus poetas
y así sucesivamente hasta que llegó a mí.
Hay una música atrás de cada lluvia,
mientras un pájaro
que no se sabe pájaro
vuela a refugiarse en un nido
que no sabe nido.
Nixanemia disfruta de las lluvias y Axel Eme también,
lo mismo con la música,
con la diferencia que Nixanemia escucha rock
y el otro
-ese que escribe ahora, que me suena impropio-
opta por algún tema movidito palabailanta.
Y ahora mismo estoy escuchando unas cumbias
que suenan mejor que la lluvia a sus espaldas.
¿Qué digo con esto?
Que Axel Eme está tranquilísimo
porque Nixanemia está bastante dormido
quién sabe en qué pecho
de qué mujer
de un pasado que no se olvida
pero se vuelve etéreo,
de manera que Axel Eme puede empezar a vivir,
de a poco,
a fumar menos y a dejar el alcohol
y otros estupefacientes.
Por eso quizá se está bañando
al menos dos veces por día,
y las dos comidas que frecuentaba se triplicaron
(a Nixanemia le daba igual),
y por eso quizá hace rato que no llora,
que las lágrimas que le salieron últimamente hayan sido por pura emoción,
recolección de datos,
días de otoño.
No puedo entender qué hago
tan feliz en otoño,
yo que no creo en la felicidad,
tan enamorado,
yo que no creo...
Otoño y lluvia son sinónimo
de buena poesía,
¿pero ésto entonces...
Otoño quiere decir que hay algo finiquitado,
la piel de verano se cae,
las nostalgias se abren postmodernistas,
¿y quién escribirá lo que Nixanemia tenía para decir
ahora que él duerme?
Axel Eme sólo lo hace para no perder la costumbre,
pero es harto más bruto,
harto menos poético,
si el dolor me inspira
¿quién me hará arder en la felicidad?
¿Quién hablará en tercera persona
de quienes me habitan?
Me pierdo en la incongruencia
de este sistema hórrido,
no quiero
cepillarme los dientes tres veces,
ni hacer el amor como si hicera un trámite,
no quiero eso que llaman "progreso",
no quiero el lamento de un amigo
que diga que cada vez
estoy más gil,
que estoy más snob
que estoy más comido,
que estoy más careta,
que estoy más gordo,
que estoy más lindo,
que estoy más aparentemente
alienado en una rutina,
que no sabe de ideologías o banderas...
Porque yo lo sé,
le juro, yo lo sé,
aunque la nixanemia no se note ahora,
la padecí,
neurósis de goma eva,
de antinovela,
yo lo sé, le juro,
yo quería hacer la revolución,
escribir un libro,
abrir la mente,
de un niño perdido
en la informática y el canal deportivo,
yo quería, y lo sé, yo lo juro
quería, hablar de poesía,
como hoy, esta noche,
entre la lluvia que cae
de abajo hacia arriba,
de lolocoquestálmundo
yo quería enloquecerlo tanto
que no hicera falta ni la ropa,
ni la ducha,
ni las balanzas,
eso que todavía sueña Nixanemia,
eso que discursivamente repito,
eso que no es té a las cinco,
partido a las seis,
y a las siete evitar el naufragio,
porque quería de verdad,
amaba de verdad la deriva,
eso que era a las cinco las tres,
a las seis buscar un nombre,
y a las siete remontar un orgasmo.
Le juro que sigo siendo el mismo,
le juro que Nixanemia está,
bien adentro, bien adentro,
tras un sello de magias oscuras,
acorralado,
sedado por programas televisivos,
y el teléfono que suena
y es el amor
ése que Nixanemia no conoce,
porque duerme,
duerme tan profundamente
que sueña con poesía
algo que antes vivía.
Nixanemia duerme
y dormir es morir un rato,
y morir es un desnacer.