No es porque seamos pasado pisado o cardumen volátil que presumimos el desconcierto de un porvenir de lo más previsible e inevitable. De hecho porque es una elección creer en algo variable en tanto que en la proximidad dichas variaciones serían mínimas del día a la noche y de la noche al día, apenas perceptibles y mucho menos dignas de mención, al menos hasta que son analizadas como un largo proceso que los investigadores, cardúmenes oficiales, tienden a simbolizar y representar de manera sumamente aburrida; inescapable en esta irrealidad que se concibe como presente si no se constituyen fuertes voces críticas que apunten al reclamo desde un algo que en sí mismo se vindique como una renuncia al arte que, de cualquier forma, será considerada como arte por los investigadores, por la crítica y la mayoría de cardúmenes volátiles que conjugarán, como se ve desde siempre, la misma irrealidad de un presente que, en el mismo acto de conjugarla y reconcerla, se la apropian como fieles y leales consagradores de las viejas tradiciones humanas.
El artista que se asuma como no-artista será, más que ningún otro, el notable prejudicado por su condición disfuncional, sometido a los bordes de sus grandes abismos personales y como si fuera poco, a las hogueras institucionales latentes en el discurso que diariamente lo aplaza. Este no-artista parece estar condenado a una gloria post-mortem, a la reclusión en la mayoría de los ámbitos sociales, penosos destinos de poca cosa desembocantes en los antagonismos recurrentes, los mismos que agudizan paulatina y verosímilmente su genialidad paseándolo de pregunta y mayéutica a la repregunta y para concluir en el silencio. Entonces decidirá si seguir con su no-arte o quizá buscar un-empleo-en-serio, amistades superficiales part-time y no me pidas ayuda en tus mudanzas, grandes inversiones en entrenimientos de tipo excéntrico, hasta que... algún remoto día de ese porvenir (pre-vi-si-ble) recordará lo que fue, viéndose en lo qu es y admitirá con cierta desesperanza una intermediaria resignación
y querrá llorar
y será olvido.
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