sábado, 20 de octubre de 2012

"Mujer saliendo del psicoanalista" de Remedios Varo.

   Si uno la mira bien, es decir mirándola, abarcándola y luego cerrando los ojos, encontrará una mujer de treintaitantos (se la ve pícara en la mirada), su cuerpo todavía bien moldeado denota que no ha tenido hijos. En el costurero pequeño que sostiene con la mano derecha, relojes, mecanismos. ¿Por qué sale tan oscura?, ¿esa es la impresión de uno mismo al salir de una sesión terapéutica? Quizá sea así de oscura sin más y punto. Esos pelos haciendo las veces de cuernos explicarían un primer y evidente descontento. Lleva botas que la llevan a sí misma, a su estética. Hace lo que todos al salir del psicoanalista, sostener en la mano, como un ocaso lejano e inaccesible, como humus, como ceniza al manantial, la cabeza de su analista, al borde, con la pose de una falsa ama de casa que pisa el tacho de basura para abrir la tapa, y botar dicha cabeza a esa fuente tan cerca de su instante.
   Si uno puede ir más allá del cuadro -desde él-, será capaz de contemplar que, atrás de su túnica, justo en su boca, como un recidente, un eterno huesped, habita una tarántula, dormida en su lengua. Porque si se mira bien, la cabeza que carga es joven, no es barba lo que tus ojos ven, son sólo hilos y nada más.
  

2 comentarios:

  1. Me siento muy identificada con lo que escribis!!!!
    Por qué no seguis?
    Espero que lo hagas y me avises,besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que bueno que te guste. Cóm te voy a avisar si no sé quién sos.

      Eliminar